Al sur de Portugal hay unas playas de aguas cristalinas y arena fina que nada tienen que envidiar a las del Caribe. Pero la existencia del Algarve no es un secreto y resulta ser la región más visitada de todo el país, con 18’1 millones de pernoctaciones en 2016.
Faro, Lagos, Portimão o Tavira, son destinos habituales en las guías de turismo pero hay más recomendaciones en esta zona de extensas playas y espectaculares acantilados.
Una de ellas es Cacela Velha.

Esta pequeña aldea de pescadores está situada en la parroquia de Vila Nova de Cacela, en plena costa del Algarve y sobre un acantilado frente al Parque Natural Ria Formosa, en el Océano Atlántico. Ha ido perdiendo poco a poco su población pero no el turismo y es considerado uno de los paisajes más bonitos del sur portugués.
Cacela Velha no consta más que de un cementerio, una iglesia, cinco calles y un puñado de casas blancas y azules. Pero la conservación de su fuerte del siglo XVII y la nula existencia de construcción moderna en toda la villa, han hecho que esté anclada en el tiempo.

Sin embargo, esta aldea de postal se constituyó mucho antes que su fortaleza. Fue un importante punto de descanso para los navegantes griegos y fenicios; después los romanos la ocuparon y ampliaron el pueblo y más tarde estuvo bajo dominio musulmán, siendo una medina de notable prestigio por su agricultura y pesca hasta que en el siglo XIII Pelayo Pérez Correa la recuperó en nombre de la Orden cristiana de Santiago. Gracias a este pasado multicultural, actualmente se conservan hornos romanos, ruinas árabes, su fortaleza y la iglesia medieval.
Sin embargo, la villa también destaca por sus vistas al Parque Natural Ria Formosa. La situación privilegiada de Cacela Velha, encima de un acantilado de un millón de años, ofrece una panorámica única de la ría y de la península-barrera transformada en la playa marítima del pueblo. Además, desde allí también se pueden ver algunas islas que conforman la Ria Formosa de 18.000 hectáreas, como la Ilha de Tavira y la Ilha de Cabanas.
Pero lo que tendrás frente a tus ojos será el arenal peninsular de Cacela Velha, o Praia da Fábrica, considerada una de las mejores playas del mundo por la revista Traveler, ya que ofrece arena fina y aguas tranquilas. Y aunque el acceso es algo complicado, el paseo merece la pena: pocas veces puedes disfrutar de una playa desierta, salvaje e infinita.
Cacela Velha está a una escasa hora de la ciudad de Huelva, dirección Ayamonte, por la autovía española A49 y las nacionales portuguesas N122 y N125. Si estás en Portugal, puedes aprovechar el viaje y ver el resto de localidades que conforman el Algarve; como Tavira, una ciudad totalmente recomendable y a tan solo 11 km.
Para llegar hasta el arenal peninsular, tienes varias opciones: puedes ir a pie desde la playa de Manta Rota (el pueblo más cercano) o desde el acceso a la ría de Cacela Velha, siempre que la marea esté baja; si no es el caso, puedes pedir que un pescador te lleve en su barca desde la orilla de la ría y por un módico precio (alrededor de 1’50€). Las barcas están en la misma aldea o en Fábrica (a 1’5km), aunque no existe ningún muelle de embarque ni rutas regulares.